“Emni”, la rama de Daech
que teje su red terrorista a través del mundo
Una investigación del New
York Times revela en parte los engranajes de esta “filial”, encargada de
reclutar combatientes y de planificar atentados en el extranjero.
Todavía sabemos poco sobre
la célula secreta “Emni”. Una larga investigación del New York Times publicada
el miércoles permite conocer más sobre esta rama del Estado Islámico encargada
de exportar el terrorismo a través del mundo. Según el diario norteamericano
que pudo consultar documentos de los servicios de inteligencia europeos,
interrogar funcionarios norteamericanos y reunirse con un ex combatiente de
Daech, Emni sería un engranaje esencial de la organización terrorista.
Objetivo de esta “filial”
creada en 2014: planificar ataques por fuera de los territorios controlados por
Daech. Para eso, los responsables de Emni reclutan, forman y envían
combatientes al extranjero. Se puede tratar de candidatos recientemente
llegados a las tierras de la jihad como de “soldados” aguerridos y curtidos en
técnicas militares. Estos últimos son seleccionados por nacionalidad y
reagrupados por lengua en pequeñas unidades discretas, cuyos miembros se juntan
a veces el día anterior a su partida al extranjero, escribe el diario
norteamericano. A imagen de los comandos que atacaron Paris y Bruselas en
noviembre de 2015 y marzo de. Es también el Emni quien habría comisionado al
terrorista responsable de la matanza en el museo del Bardo y al tirador de la
paya de Susse, ambas en Túnez.
Interrogado por el New
York Times, un ex combatiente de Daech dice haberse encontrado con varios
miembros del Emni el año pasado, mientras él estaba en Siria. Antes de los
atentados de Paris, “ellos habían dicho que tenían varias personas posicionadas
en Europa, listas para pasar a la acción”, cuenta este detenido hoy encarcelado
en Alemania. “Querían tener una acción simultánea. Deseaban que varios ataques
ocurrieran al mismo tiempo en Inglaterra, Alemania y Francia”. Detenido el 20
de julio de 2015 a su regreso de Siria, Harry Sarfo purga una pena de tres años
de prisión.
Intermediarios “limpios”
para no hacerse notar
Al principio, Emni era
solamente un órgano de seguridad interior, cuyos miembros estaban encargados de
detectar espías en Irak y en Siria. Pero a lo largo del tiempo, esta rama vio
su dominio de acción extenderse y le fue confiada la organización de las
operaciones exteriores. Se trata “de enviar gente a todas partes del mundo para
llevar a cabo acciones violentas, asesinar o bien reclutar jóvenes o llevar
productos químicos para las armas”, había explicado un jihadista francés frente
a los investigadores de la DGSI el año pasado. Cada espía recibía 50.000 euros
del Emni para realizar un ataque en Europa, según este hombre cuyas
manifestaciones fueron informados en las columnas del diario Le Parisien.
La investigación del New
York Times revela también los métodos del Emni para evitar que sus atacantes no
se hagan notar antes de su paso a la acción. En efecto, la organización
terrorista habría recurrido a intermediarios para establecer relaciones con los
candidatos deseosos de cometer un atentado en sus países y con instructores
infiltrados en Europa. Estos intermediarios serían nuevos conversos al Islam,
hombres “limpios”, sin conexión con islamistas radicales, precisa el detenido
Harry Sarfo. Esencialmente su misión consiste en hacer pasar consignas a los
futuros atacantes o incluso transmitir videos de jihadistas que hayan jurado lealtad
al EI antes de su ataque. De esta manera, algunos terroristas en apariencia
aislados podrían haberse beneficiado de amplias complicidades para cumplir su
proyecto mortífero.
Al-Adnani, jefe del Emni
A la cabeza de esta
organización secreta, encontramos al portavoz de Estado Islámico Mohammed
al-Adnani, también responsable de la propaganda. Nacido en el norte de Siria,
este hombre de 39 años es un personaje discreto, del que sabemos pocas cosas. Incluso
los combatientes más entrenados jamás han visto su rostro. El jihadista alemán
Harry Sarfo dice haberse encontrado una vez en el momento de jurar fidelidad a
Estado Islámico. Pero jamás lo pudo ver: el entorno de al-Adnani tuvo la
precaución de vendarle los ojos durante la reunión.
Situados justo por debajo
del organigrama, varios tenientes están encargados de programar los ataques en
las diferentes regiones del mundo. Emni estaría así subdividido en varias
secciones: un servicio secreto de asuntos europeos, otro para los asuntos
asiáticos y un último para los asuntos árabes, detalla Harry Sarfo. Entre esos
tenientes, hay dos que les interesan particularmente a los servicios de
inteligencia: un tal Abu Suleymane, un francés de una treintena de años y Abu
Ahmad, que sería sirio. Estos dos hombres serían los principales brazos
derechos de al-Adnani, según la inteligencia norteamericana, citados por el New
York Times. Su misión: identificar los combatientes, los blancos, y ocuparse de
la logística de los atentados.
Dos hombres coordinaron
los ataques de Paris
Estos dos serían los
diseñadores de los ataques de Paris. Un testimonio ha particularmente
transparentado el papel determinante de Abu Souleymane. Es el de un joven rehén
del Bataclan, que se encontraba encerrado en un pasillo con dos de los tres
terroristas la noche del 13 de noviembre. David Fritz-Goeppinger, de 24 años, llegó
a interceptar esta frase durante la toma de rehenes: “¿Hay que llamar a
Souleymane?”, pregunta el primer atacante al segundo. “Enseguida comprendí que
este individuo tenía un lugar importante en la jerarquía”, confió al diario
norteamericano. Según L'Express, ese jihadista habría dirigido un club
deportivo en la región parisina antes de emigrar a Siria, con su mujer, también
francesa, y sus dos hijos.
El papel del segundo, Abu
Ahmad, aparece en el relato de Adel Haddadi, un jihadista detenido en Austria
el año pasado. Mientras que él debía participar en un atentado en Francia,
probablemente los del 13 de noviembre, este argelino dice haberse encontrado
con el famoso Abu Ahmad, “el que daba las órdenes”. Este último le había dado
dinero y un número de teléfono. Un número también garabateado sobre un pedazo
de papel y encontrado en el bolsillo del pantalón de uno de los kamikazes del
Stade de France, según el New York Times. Presentado en algún momento como el “cerebro
de los atentados”, Abdelhamid Abaaoud en realidad no sería más que un simple
coordinador.
Fuente: Le Figaro por
Caroline Piquet publicado el 04/08/2016
«Emni», la branche de
Daech qui tisse son réseau terroriste à travers le monde
Une enquête du New York
Times révèle en partie les rouages de cette «filiale», chargée de recruter des
combattants et de planifier des attentats à l'étranger.
On savait encore peu de
chose sur la cellule secrète «Emni». Une longue enquête du New York Times
publiée ce mercredi permet d'en apprendre davantage sur cette branche de l'État
islamique chargée d'exporter le terrorisme à travers le monde. Selon le
quotidien américain qui a pu consulter des documents des services de
renseignements européens, interroger des officiels américains et rencontrer un
ancien combattant de Daech, Emni serait un rouage essentiel de l'organisation
terroriste.
Objectif de cette
«filiale» créée en 2014: planifier des attaques en dehors des territoires
contrôlés par Daech. Pour cela, les responsables d'Emni recrutent, forment et
envoient des combattants à l'étranger. Il peut s'agir de candidats fraîchement
arrivés sur les terres du djihad comme de «soldats» aguerris et rompus aux
techniques militaires. Ces derniers sont sélectionnés par nationalité et
regroupés par langue en petites unités discrètes, dont les membres se
rencontrent parfois à la veille de leur départ à l'étranger, écrit le quotidien
américain. À l'image des commandos qui ont frappé Paris et Bruxelles en
novembre 2015 et en mars 2016. C'est aussi l'Emni qui aurait missionné le
terroriste responsable de la tuerie dans le musée du Bardo et le tireur de la
plage de Sousse, à chaque fois en Tunisie.
Interrogé par le New York
Times, un ancien combattant de Daech dit avoir rencontré plusieurs membres de
l'Emni l'année dernière, lorsqu'il était en Syrie. Avant les attentats de
Paris, «ils m'avaient dit qu'ils avaient plusieurs personnes positionnées en
Europe, prêtes à passer à l'action», raconte ce détenu aujourd'hui incarcéré en
Allemagne. «Ils voulaient avoir une action simultanée. Ils souhaitaient que
plusieurs attaques aient lieu en même temps en Angleterre, en Allemagne et en
France». Arrêté le 20 juillet 2015 à son retour de Syrie, Harry Sarfo purge
depuis une peine de trois ans de prison.
Des intermédiaires
«propres» pour ne pas se faire repérer
À l'origine, Emni était
seulement un organe de sécurité intérieure, dont les membres étaient chargés de
détecter des espions en Irak et en Syrie. Mais au fil du temps, cette branche a
vu son domaine d'action s'élargir et s'est vue confier l'organisation des
opérations extérieures. Il s'agit «d'envoyer des gens partout dans le monde
pour mener des actions violentes, tuer ou bien recruter des jeunes ou ramener
des produits chimiques pour les armes», avait expliqué un djihadiste français
devant les enquêteurs de la DGSI l'année dernière. Chaque espion touchait
50.000 euros de l'Emni pour mener une attaque en Europe, selon cet homme dont
les propos ont été rapportés dans les colonnes du Parisien.
L'enquête du New York Times
révèle aussi les méthodes d'Emni pour éviter que ses assaillants ne se fassent
repérer avant leur passage à l'acte. En effet, l'organisation terroriste aurait
recours à des intermédiaires pour mettre en relation les candidats désireux de
commettre un attentat dans leur pays et des instructeurs infiltrés en Europe.
Ces entremetteurs seraient de nouveaux convertis à l'Islam, des hommes
«propres», sans connexion avec des islamistes radicaux, précise le détenu Harry
Sarfo. Leur mission consiste essentiellement à faire passer des consignes aux
futurs assaillants ou encore de transmettre des vidéos de djihadistes ayant
prêté allégeance à l'EI avant leur attaque. Ainsi, certains terroristes en
apparence isolés pourraient avoir bénéficié de plus larges complicités pour
accomplir leur projet mortifère.
Al-Adnani, chef de l'Emni
À la tête de cette
organisation secrète, on retrouve le porte-parole de l'État islamique Mohammed
al-Adnani, également responsable de la propagande. Né dans le nord de la Syrie,
cet homme âgé de 39 ans est un personnage discret, dont on sait peu de chose.
Même les combattants les plus entraînés n'ont jamais vu son visage. Le
djihadiste allemand Harry Sarfo dit l'avoir rencontré une fois au moment de
prêter allégeance à l'État islamique. Mais il n'a jamais pu le voir:
l'entourage d'al-Adnani ayant pris soin de lui bander les yeux lors de
l'entretien.
Situés juste en dessous
dans l'organigramme, plusieurs lieutenants sont chargés de programmer les
attaques dans différentes régions du monde. Emni serait ainsi subdivisée en
plusieurs sections: un service secret des affaires européennes, un autre pour
les affaires asiatiques et un dernier pour les affaires arabes, détaille Harry
Sarfo. Parmi ces lieutenants, deux intéressent tout particulièrement les
services de renseignements: un certain Abou Souleymane, un Français d'une
trentaine d'années et Abou Ahmad, qui serait Syrien. Ces deux hommes seraient
les principaux bras droits de al-Adnani, selon des sources du renseignement
américain, citées par le New York Times. Leur mission: identifier les
combattants, les cibles, et s'occuper de la logistique des attentats.
Deux hommes ont coordonné
les attaques de Paris
Tous deux seraient les
concepteurs des attaques de Paris. Un témoignage a notamment laissé
transparaître le rôle déterminant d'Abou Souleymane. Celui d'un jeune otage du
Bataclan, qui s'était retrouvé enfermé dans un couloir avec deux des trois
terroristes le soir du 13 novembre. David Fritz-Goeppinger, 24 ans, a ainsi
intercepté cette phrase lors de la prise d'otage: «Faut-il appeler
Souleymane?», a demandé le premier assaillant au second. «J'ai tout de suite
compris que cet individu avait une place importante dans la hiérarchie», a-t-il
confié au quotidien américain. Selon L'Express, ce djihadiste aurait dirigé un
club de sport en région parisienne avant d'émigrer en Syrie, avec sa femme,
française également, et leurs deux enfants.
Le rôle du second, Abou
Ahmad, apparaît dans le récit d'Adel Haddadi, un djihadiste arrêté en Autriche
l'année dernière. Alors qu'il devait participer à un attentat en France,
probablement celui du 13 novembre, cet Algérien dit avoir rencontré ce fameux
Abou Ahmad, «le donneur d'ordres». Ce dernier lui avait donné de l'argent et un
numéro de téléphone. Un numéro également griffonné sur un bout de papier et
retrouvé dans la poche du pantalon d'un des kamikazes du Stade de France, selon
le New York Times. Présenté un temps comme le «cerveau des attentats»,
Abdelhamid Abaaoud n'était en réalité qu'un simple coordinateur.
Le Figaro par Caroline
Piquet publié le 04/08/2016