jueves, 6 de junio de 2013

Mientras se busca una salida al conflicto, el ejército sirio toma el control de una ciudad clave luego de dos semanas de intensos combates.


Siria: el ejército ayudado por el Hezbollah obtiene una victoria frente a los rebeldes.

El régimen de Bachar al-Assad y su poderoso aliado, el Hezbollah libanés, le quitaron a los rebeldes el miércoles la ciudad clave de Quseir, devastada por dos semanas de combates encarnizados, obteniendo una importante victoria en la guerra en Siria.
Mientras París y Londres anunciaron tener pruebas de la utilización de gas sarin en Siria, el presidente francés François Hollande consideraba que estos elementos “obligan a la comunidad internacional a actuar”.
El secretario de Estado norteamericano John Kerry indicó haberle pedido a su homólogo francés Laurent Fabius compartir informaciones sobre el eventual uso de gas sarin. El presidente Barack Obama había considerado que la utilización de armas químicas constituiría una “línea roja”, y que “todas las opciones permanecen abiertas”, había advertido Kerry.
Mientras que la violencia provocó más de 94.000 muertos e incitaron la huida de cinco millones de personas desde marzo de 2011, la ONU, Estados Unidos y Rusia mantuvieron en Ginebra una reunión preparatoria con vistas a la conferencia de paz internacional deseada por Washington y Moscú, que podría efectuarse en julio.
Quseir, situada en la provincia central de Homs cerca de la frontera con Líbano, es estratégica porque relaciona particularmente Damasco al litoral y abre la vía al régimen para la toma total de la ciudad de Homs.
“Es un revés” para los rebeldes, “pero no significa el fin de la guerra”, afirmó a la AFP Khattar Abou Diab, profesor de relaciones internacionales en la universidad París-Sud.
Para él, el régimen no habría podido tomar Quseir sin la "gran cooperación" de Irán que apadrina al Hezbollah y que felicitó al ejército y al pueblo sirio por la victoria sobre los "terroristas", término utilizado para designar a los rebeldes.
La televisión siria mostró imágenes de soldados que alzaban sus armas delante de edificios destruidos pero "liberados", como el ayuntamiento y el centro cultural sobre el cual ellos izaron la bandera siria.
Durante más de dos semanas, las posiciones rebeldes fueron sometidas a intensos bombardeos.
La cadena también mostró lo que presentó como “las guaridas de los terroristas donde se almacenaban cajas de armas y cargas explosivas, así como un lanza-misil”.

Aplastar a los rebeldes.

El ejército “pudo limpiar Quseir de terroristas”, afirmó el comando militar, advirtiendo que “las fuerzas armadas no vacilarán en aplastar a los hombres armados en cada rincón del territorio”.
Ningún balance preciso de víctimas ha sido dado. La Comisión general de la revolución siria, una red de militantes, habló de "centenas" de insurgentes muertos, y el Hezbollah lamentó la muerte de decenas de sus combatientes. Pero ignoramos las pérdidas del ejército o de los civiles.
Según el Observatorio sirio de derechos humanos (OSDH), numerosos civiles habían dejado la ciudad antes del inicio del asalto.
El jefe interino de la Coalición de la oposición siria, George Sabra, intentó minimizar la toma de Quseir, afirmando que la oposición proseguiría el combate contra el régimen “hasta la liberación” del país.
Algunas horas después de la caída de Quseir, por lo menos cinco cohetes tirados desde Siria alcanzaron la ciudad libanesa de Baalbek (este del Líbano), un bastión del Hezbollah. Dos personas han resultado heridas, precisó una fuente de seguridad.
Las posiciones extremistas de los protagonistas hacen difícil la organización de la conferencia de paz internacional.
Los ministros de Asuntos exteriores árabes invitaron el miércoles a los protagonistas a participar en ella.
El régimen sirio dio su acuerdo de principio para esta conferencia, mientras que la oposición exige previamente la dimisión del presidente Assad, la detención de los combates y la partida de Siria de los combatientes de Irán y del Hezbollah.
Una nueva reunión preparatoria se efectuará en Ginebra el 25 de junio, declaró el emisario especial de Naciones Unidas y de la Liga Árabe para Siria Lakhdar Brahimi, al término de la reunión del miércoles.
Para Brahimi, esta conferencia podrá celebrarse “esperamos en julio”.
El objetivo es atraer a “las partes sirias, sin condiciones previas, para examinar cómo ellas podrían aplicar el comunicado” de Ginebra, adoptado en 2012 en la primera conferencia internacional, dijo Brahimi, admitiendo que “las partes sirias no están listas”.
La primera conferencia de Ginebra había establecido un plan de transición sin pronunciarse sobre la suerte del presidente Bachar Al-Assad.
La portavoz del departamento de Estado en Washington, Jennifer Psaki, aseguró el miércoles que Estados Unidos, Rusia y la ONU acordaron que el objetivo de la conferencia de Ginebra-2 sea “intentar formar un gobierno de transición” en Siria en el cual "ningún cargo ejecutivo sería dejado al régimen” de Bachar al-Assad.
Finalmente, Londres afirmó tener pruebas "fisiológicas" de la utilización del gas sarin "muy probablemente" por el régimen, pidiendo a las Naciones Unidas verificar independientemente estas sospechas.
Y el presidente François Hollande también consideró que Francia “había aportado elementos de prueba” sobre la utilización de este gas en Siria “que obligaban a la comunidad internacional a actuar”.
Pero París había excluido el miércoles pasado una decisión "unilateral" sobre una eventual intervención militar dirigida a destruir los depósitos de armas químicas en Siria.

Fuente: Liberation y AFP 05 de junio de 2013



Syrie: l’armée aidée du Hezbollah remporte une victoire face aux rebelles.

Le régime de Bachar al-Assad et son puissant allié, le Hezbollah libanais, ont pris mercredi aux rebelles la ville clé de Qousseir dévastée par deux semaines de combats acharnés, remportant une importante victoire dans la guerre en Syrie.
Paris et Londres ont par ailleurs annoncé avoir des preuves de l’utilisation de gaz sarin en Syrie, le président français François Hollande estimant que ces éléments «obligent la communauté internationale à agir».
Le secrétaire d’Etat américain John Kerry a indiqué avoir demandé à son homologue français Laurent Fabius de partager ses informations sur l’usage éventuel de gaz sarin.
Le président Barack Obama avait estimé que l’utilisation d’armes chimiques constituerait une «ligne rouge», et «toutes les options restent ouvertes», a averti M. Kerry.
Alors que les violences ont fait plus de 94.000 morts et poussé à la fuite cinq millions de personnes depuis mars 2011, l’ONU, les Etats-Unis et la Russie ont tenu à Genève une réunion préparatoire en vue de la conférence de paix internationale voulue par Washington et Moscou -- qui pourrait avoir lieu en juillet.
Qousseir, située dans la province centrale de Homs près de la frontière du Liban, est stratégique car elle relie notamment Damas au littoral et ouvre la voie au régime pour la prise totale de la ville de Homs.
«C’est un revers» pour les rebelles, «mais cela ne veut pas dire que c’est la fin de la guerre», a affirmé à l’AFP Khattar Abou Diab, professeur de relations internationales à l’université Paris-Sud.
Pour lui, le régime n’aurait pas pu prendre Qousseir sans «la grande coopération» de l’Iran qui parraine le Hezbollah et qui a félicité l’armée et le peuple syriens pour la victoire sur les «terroristes», terme utilisé pour désigner les rebelles.
La télévision syrienne a montré des images de soldats arborant leurs armes devant des bâtiments éventrés mais «libérés», comme la mairie et le centre culturel sur lequel ils ont hissé le drapeau syrien.
Pendant plus de deux semaines, les positions rebelles ont été soumises à d’intenses bombardements.
La chaîne a également montré ce qu’elle a présenté comme «les repaires des terroristes où sont stockés des caisses d’armes et de charges explosives, ainsi qu’un lance-missile».

Ecraser les rebelles

L’armée a «pu nettoyer Qousseir des terroristes», a affirmé le commandement militaire, en prévenant que «les forces armées n’hésiteront pas à écraser les hommes armés dans chaque recoin du territoire». Aucun bilan précis des victimes n’a été donné.
La Commission générale de la révolution syrienne, un réseau de militants, a parlé de «centaines» d’insurgés tués, et le Hezbollah a déploré la mort de dizaines de ses combattants. Mais on ignore les pertes de l’armée ou des civils.
Selon l’Observatoire syrien des droits de l’Homme (OSDH), de nombreux civils avaient quitté la ville bien avant le début de l’assaut.
Le chef par intérim de la Coalition de l’opposition syrienne, George Sabra, a tenté de minimiser la prise de Qousseir, affirmant que l’opposition poursuivrait le combat contre le régime «jusqu’à la libération» du pays.
Quelques heures après la chute de Qousseir, au moins cinq roquettes tirées depuis la Syrie ont frappé la ville libanaise de Baalbek (est du Liban), un bastion du Hezbollah. Deux personnes ont été blessées, a précisé une source de sécurité.
Les positions jusqu’au-boutistes des protagonistes rendent difficile l’organisation de la conférence de paix internationale.
Les ministres arabes des Affaires étrangères ont invité mercredi les protagonistes à y participer.
Le régime syrien a donné son accord de principe à cette conférence, tandis que l’opposition exige au préalable la démission du président Assad, l’arrêt des combats et le départ de Syrie de combattants de l’Iran et du Hezbollah.
Une nouvelle réunion préparatoire aura lieu à Genève le 25 juin, a déclaré l’émissaire spécial des Nations unies et de la Ligue arabe pour la Syrie Lakhdar Brahimi, au terme de la réunion de mercredi.
Pour M. Brahimi, cette conférence pourra se dérouler «espérons-le en juillet».
L’objectif est d’amener «les parties syriennes, sans conditions préalables, à examiner comment elles pourraient appliquer le communiqué» de Genève, adopté en 2012 par la première conférence internationale, a dit M. Brahimi, admettant que «les parties syriennes ne sont pas prêtes».
La première conférence de Genève avait mis au point un plan de transition sans se prononcer sur le sort du président Bachar Al-Assad.
La porte-parole du département d’Etat à Washington, Jennifer Psaki, a assuré mercredi que les Etats-Unis, la Russie et l’ONU s’étaient entendus pour que l’objectif de la conférence de Genève-2 soit de «tenter de former un gouvernement de transition» en Syrie dans lequel «aucun pouvoir exécutif (ne serait) laissé au régime» de Bachar al-Assad.
Enfin, Londres a affirmé avoir des preuves «physiologiques» de l’utilisation du gaz sarin «très probablement» par le régime, appelant les Nations unies à vérifier indépendamment ces soupçons.
Et le président François Hollande a estimé également que la France avait «apporté des éléments de preuve» sur l’utilisation de ce gaz en Syrie «qui obligent la communauté internationale à agir».
Mais Paris avait exclu auparavant mercredi une décision «unilatérale» sur une éventuelle intervention militaire ciblée pour détruire les stocks d’armes chimiques en Syrie.

Liberation et AFP 5 juin 2013