Violencia del narco en México se propaga a ciudades fronterizas de Estados Unidos.
En la última década, crecientes olas de violencia generada por los narcotraficantes mexicanos y un reforzamiento de la vigilancia de la frontera por temor a acciones terroristas han entorpecido las relaciones de cooperación entre varias "ciudades hermanas".
En muchos casos se dejaron de lado amistades profesionales y contactos entre funcionarios municipales y departamentos de bomberos y de policía.
La policía de Brownsville podía contar hasta no hace mucho con la colaboración de la policía de Matamoros para ayudar a recuperar automóviles robados y apresar fugitivos, pero ya no queda nada de esa relación.
"Desde hace un año no hay casi contactos. Ya no tenemos un enlace", expresó el jefe de la policía de Brownsville Carlos García.
Lo mismo ocurre río arriba, en Roma, unida por un puente a la ciudad mexicana de Miguel Alemán.
"Pasaron seis o siete años desde que yo podía llamar y conseguir ayuda. Ahora no sabes con quién hablas", se lamentó el capitán Francisco García.
En Laredo, que tiene tal vez los lazos más estrechos con el otro lado del río Bravo, se programa para febrero la 114ta edición de la ceremonia conocida como "abrazo", en la que niños y funcionarios de ambos lados de la frontera se abrazan en el medio del puente internacional.
Dejando de lado el simbolismo y la buena voluntad, no obstante, las relaciones de cooperación fronteriza se están diluyendo.
El alcalde de Laredo Carlos Villarreal, de 63 años, trabajó con ocho alcaldes de Nuevo Laredo a lo largo de los últimos 40 años y sabía que podía contar con su colaboración.
"Cuando surgía un problema, venía ayuda del otro lado", manifestó.
Funcionarios de Laredo y de Nuevo Laredo tenían conferencias y socializaban regularmente en reuniones del "Comité de los dos Laredo".
Las raíces comunes se remontan a siglos, cuando ambas ciudades eran parte de México.
Sin embargo, al firmarse el Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848, poniendo fin a la guerra entre México y Estados Unidos, la comunidad de Laredo fue partida en dos. Se cuenta que muchas personas desenterraron los restos de sus ancestros para enterrarlos nuevamente en México.
Las relaciones en la era moderna se complicaron durante la última década con la aparición de la banda de los Zeta, que tomaron el control de Nuevo Laredo.
Los funcionarios siguen reuniéndose en distintos actos, pero ya no es igual.
"Podemos llamar y hablar con algún individuo, pero no es lo mismo que antes", expresó Villarreal.
El Departamento de Bomberos de Laredo dejó de apagar incendios en el lado mexicano de la frontera hace dos años.
"Hay demasiada violencia. No voy a arriesgar a mi personal", declaró el jefe de bomberos Steve Landin.
"Tiraron granadas a una estación de bomberos no hace mucho. Oí por aquí de otro caso en el que amenazaron a los bomberos y les advirtieron que no apagasen un incendio", agregó.
El sheriff del Webb County Martín Cuéllar dijo que todavía conserva algunos de sus contactos mexicanos.
"Ahora es más difícil ir allí, pero siempre podemos hacer una llamada. Hablamos todo el tiempo", expresó.
Dijo que cuando David Hartley fue asesinado en el lago Falcón a fines de septiembre, pudo arreglar un encuentro entre sus familiares y la policía mexicana. Y que la policía mexicana entregó hace poco a un fugitivo de Reynosa.
Destacó, no obstante, que cada vez hay menos fuentes del lado mexicano.
"Todavía puedo hablar con alguna gente. Por desgracia, algunos han muerto. Así son las cosas en México. Fueron baleados", afirmó.
Como sucede en casi todas las ciudades de la frontera, el sector turístico de Nuevo Laredo, que vivía del turismo estadounidense, está casi muerto.
En los viejos tiempos, una fiesta empezaba en Laredo y terminaba en Nuevo Laredo, donde los bares cierran más tarde.
"Antes venían diez autobuses llenos de gente en el natalicio de Washington. La gente dormía aquí y se divertía en Nuevo Laredo. Eso ya no se ve", dijo Villarreal.
También había muchos mexicanos que participaban en los festejos en Laredo.
"Había pilas de gente de Nuevo Laredo, Monterrey y el interior de México", recordó Joe Rubio, ex procurador del Webb County.
Ahora, los festejos del natalicio de Washington están muy reducidos.
Casi todos los destinos turísticos más importantes, desde El Rincón del Viejo hasta el Cadillac Bar y el Marti's Gift Shop, están cerrados.
"El turismo es una pesadilla total. Todo el lado mexicano de la frontera ha perdido una tremenda industria. No entiendo como lo permitió el gobierno", declaró Jack Suneson, de 61 años, dueño del gift shop, o tienda de recuerdos.
"A Martí le tomó 56 años ser lo que era. Uno invierte un gran capital para que crezca el negocio y de repente, en dos o tres años, todo se echa a perder", dijo Suneson, quien vivía la mitad del tiempo en Nuevo Laredo y la otra mitad en Laredo.
Ahora trasladó su negocio a San Antonio y vive en Alamo City.
En uno de los muros del viejo local de Nuevo Laredo, hoy en venta, alguien escribió "Los Zeta".
"¿Quién se hubiera imaginado que esto terminaría así", expresó.
Fuente: Associated Press/Univisión Noticias