Miles de manifestantes salieron a las calles en Siria el viernes a pesar de las concesiones ofrecidas por el presidente Bashar el Asad con el fin de contener una ola de protestas sin precedentes que desafía sus 11 años de gobierno. Gritando "Dios, Siria, Libertad", los manifestantes repitieron las mismas demandas de reformas democráticas y mayores libertades en varias ciudades. Testigos indicaron que las fuerzas de seguridad usaron porras y gases lacrimógenos para prevenir que los miles de manifestantes que están desfilando desde varios suburbios de Damasco alcancen la principal plaza de la capital. El jueves, Asad anunció un nuevo gabinete, que tiene poco poder en el Gobierno de partido único, y ordenó la liberación de los detenidos, una medida que un abogado de los derechos humanos calificó como una "gota en el océano", comparada con los miles de presos políticos que siguen en la cárcel. Pero las concesiones parecieron no satisfacer a los manifestantes, que se reunieron en números aún mayores en el día musulmán de plegarias. Activistas de los derechos humanos informaron de protestas en la ciudad de Deir al-Zor, cerca de la frontera iraquí, la conflictiva ciudad costera de Banias y en Derá, en el sur, donde hubo manifestaciones por la detención de adolescentes que escribieron pintadas inspirados en los levantamientos de Túnez y Egipto. "Las manifestaciones surgieron de todas las mezquitas de la ciudad, incluyendo de la mezquita Omari (...) El número de personas supera las 10.000 hasta el momento", dijo un activista por teléfono desde Derá. Grupos de derechos humanos dijeron esta semana que más de 200 personas han muerto durante las protestas. Estas han sido el mayor desafío al mandato de Asad desde que asumió el poder en 2000 tras la muerte de su padre Hafez, quien gobernó el país durante 30 años. Las autoridades responsabilizan a "grupos armados" de fomentar el malestar a petición de actores externos, como Líbano y grupos islamistas. Alrededor de 250 personas se congregaron en el distrito Barzeh de la capital, Damasco, enfrente de la mezquita Salam, dijo un activista. La ley de emergencia que rige desde que el Partido Baaz tomó el poder en un golpe de Estado en 1963 prohíbe las reuniones públicas de más de cinco personas. Las mayores manifestaciones - y las más sangrientas - se produjeron después de las oraciones del viernes. Testigos indicaron que las fuerzas de seguridad disparan regularmente contra los manifestantes. La convocatoria primero demandó una mayor libertad y luego comenzó a exigir "la caída de régimen" a medida que aumentaban la represión y los arrestos.
"Esto no es Hama en 1982"
Las tensiones provocadas por las protestas también tienen matices sectarios. Defensores de los derechos humanos dijeron que fuerzas irregulares alauíes, leales a Asad y conocidas como "shabbiha", mataron a cuatro personas en la ciudad litoral de Banias y fueron utilizadas para dispersar las protestas en otras zonas. Siria es una nación de mayoría suní gobernada por una minoría alauí, seguidores de una rama del islam chií. Una figura de alto rango de la oposición dijo que Asad, un alauí, ha intentado avivar los temores sectarios al afirmar que las protestas servían a una conspiración exterior para sembrar divisiones sectarias. Su padre utilizó un lenguaje similar cuando aplastó un alzamiento izquierdista e islamista contra su gobierno en la década de 1980. "Esto no es Hama en 1982. El alzamiento no está limitado a un único área", dijo una figura de la oposición, refiriéndose a un ataque de las fuerzas de Hafez el Asad para aplastar una revuelta liderada por los Hermanos Musulmanes en la ciudad de Hama, en el que murieron 30.000 personas. Asad ha intentado afrontar las protestas, que se han extendido desde Derá a la costa del Mediterráneo, el este kurdo y la ciudad de Homs, en el centro del país. Ha utilizado una mezcla de fuerza y promesas de reformas y concesiones para la minoría kurda y los musulmanes conservadores. Pero su decisión del jueves pasado de otorgar la ciudadanía a decenas de miles de kurdos sin nacionalidad, así como los anuncios sobre el fin de la prohibición del uso del velo para las profesoras y el cierre del único casino de Siria no impidieron que surgieran protestas al día siguiente. Estados Unidos, Francia y el Reino Unido han instado a Asad a que evite el uso de la violencia. Defensores de los derechos humanos dicen que las protestas han sido inspiradas por el aumento de la represión en los últimos años y por los alzamientos que derrocaron a los presidentes de Túnez y Egipto y han puesto en problemas a otros gobernantes del golfo Pérsico y el norte de África.
Fuente: Reuters corresponsalía Aman 15 de abril de 2011