Informes aseguran que organizaciones como Hezbollah o Hamás también utilizan Brasil como base de operaciones.
La policía de Brasil tiene pruebas de que la organización terrorista islámica Al Qaeda, Hezbollah, Hamás y otros dos grupos extremistas han actuado y lo siguen haciendo en el país al que han usado como escondite, centro de logística, fuente de captación de dinero y planificación de atentados fuera de Brasil. Los explosivos documentos de la policía han sido revelados por la revista Veja y están llamados a crear una fuerte polémica en el mundo político así como un alarme en la opinión pública. La revista se ha servido también para su exclusiva de documentos de la CIA y del FBI. Veja, conocida por haber levantado las mayores exclusivas periodísticas de los últimos 20 años, afirma que según informes policiales a los que ha tenido acceso desde hace dos meses, la Policía Federal de Brasil tiene conocimiento de que una red de 20 militantes de Al Qaeda y otras cuatro organizaciones extremistas viven en Brasil como ciudadanos comunes usando al país como base de sus operaciones. La revista ha conseguido localizar a cuatro de esos militantes, uno de ellos , Khaled Husseins Ali, nacido en 1970 en el este de Líbano , seguidor de la corriente sunita islámica. Tras haber desaparecido durante años aterrizó en Sâo Paulo a principios de los años 90. Se casó y tuvo una hija gracias a la cual consiguió el permiso de residencia en 1998. Se trata, según Veja, de uno de los jefes del brazo propagandístico de Al Qaeda. Desde São Paulo coordinó extremistas en 17 países. Los textos y los videos de los discípulos de Bin Laden son divulgados sólo bajo su aprobación. A él está reservada también la tarea de ofrecer soporte logístico a las operaciones de Al Qaeda. Hace parte de una red terrorista que extiende sus tentáculos por todo Brasil. Tratado como "Príncipe" por sus compañeros Ali fue seguido durante cuatro meses por la policía hasta que fue preso en marzo de 2009. Además de las pruebas de terrorismo en internet, la policía encontró en su ordenador spams enviados a los Estados Unidos de América incitando al odio contra judíos y negros. La policía que lo acusó por crimen de racismo, incitación al crimen y formación de cuadrilla no pudo acusarlo de terrorismo porque el Código Penal de Brasil no prevé dicho delito. Permaneció detenido 21 días y fue liberado porque el Ministerio Público Federal no lo denunció a la justicia. Según Reinaldo Acevedo, "los terroristas se aprovechan de las brechas que dejan las leyes brasileñas para instalarse en el país" y recuerda que la Constitución brasileña considera al terrorismo como crimen que no prescribe. Lo incongruente es que a pesar de ello, no exista una ley que castigue dicho crimen. Quizás porque este país nunca ha sufrido el terrorismo en su carne y lo contempla sólo de lejos en otros países.
Fuente: Juan Arias desde Río de Janeiro para El País de España 03.04.2011