martes, 13 de marzo de 2012

La situación del régimen sirio según fuentes diplomáticas israelíes.

Israel no ve una pronta caída de Bachar el-Assad.

Amidror y Yossi son dos diplomáticos israelíes, familiarizados con el mundo árabe, donde estuvieron destinados numerosos años. Desde hace un año, estos dos expertos pasan sus días analizando el contenido de los vídeos difundidos por los opositores sirios a Bachar el-Assad, haciendo un listado de los muertos y detenidos por la represión, anotando un esquema sobre sus domicilios, sus orígenes geográficos, sin olvidar su confesión religiosa.
Su conclusión es exactamente opuesta a la de Ehoud Barak, ministro de Defensa israelí, que preveía a mediados de enero la caída de Bachar el-Assad «en el curso de las semanas venideras».
«Assad, aseguran ellos, ganó militarmente en Homs. No va a caer en las próximas semanas. Incluso ni en el curso de los próximos meses. Y no creemos en un golpe de Estado».
Su análisis se funda en el examen casi diario de cuatro criterios.
El primer criterio es la cohesión de las fuerzas de seguridad y las defecciones. «Éstas quedan limitadas a grados inferiores, hasta si se consideran las del último mes, donde se comprobó algunas defecciones de oficiales de la región de Rastan y Homs. El ejército y el aparato de seguridad pública tienen la situación controlada», añaden, reconociendo que el ejército tiene problemas de conscripción, los llamados sunitas, de la misma confesión que los revolucionarios, que rechazan ir a los cuarteles.
El segundo criterio de evaluación de la situación concierne al Ejército sirio libre (ASL), que reagrupa a los desertores y a todos los voluntarios comprometidos con la lucha armada contra el régimen.
«El ASL está fragmentado sobre el terreno. A veces, los grupos cuentan tan sólo con un solo hombre al mando. Riad el-Assad, el jefe del ASL, replegado en Turquía, no manda mas que al 5% o el 10% de los hombres armados sobre el territorio sirio». Ambos expertos no obstante relevaron recientes tentativas de unificación de estos grupos armados. Un cambio ligado a la voluntad de ciertos países árabes y occidentales de armar a los insurgentes. Pero Israel no apoya esta iniciativa, considerada como "peligrosa".
El tercer criterio: las sanciones impuestas al poder sirio y el juego de los hombres de negocios locales. «Frente a las sanciones, el régimen todavía tiene la reserva, gracias a las ayudas iraníes, o a los circuitos del comercio paralelo a través de Irak». En cuanto al apoyo tácito proporcionado a Assad por los comerciantes de Damasco y otras ciudades, «son aún muy numerosos los que esperan pacientemente para ver de que lado sopla el viento».
Finalmente, la determinación de la comunidad internacional. «No vemos ni una intervención armada en el horizonte, ni la creación de una zona libre, como en Libia el año pasado, y tampoco una cobertura aérea, de la que los insurrgentes podrían sacar provecho», anticipan los dos hombres.
Los israelíes observaron, no obstante, un deterioro reciente de la situación en ciertos barrios de la ciudad de Alep, la segunda ciudad del país hasta ahora ampliamente evitada por las manifestaciones, donde se realizaron numerosas detenciones, estas últimas semanas.
En cambio, los hombres de Bachar el-Assad recuperaron en mayo la situación en la capital, y sobre todo en lo que se llama en árabe el «Rif de Damasco», es decir, la región que va mucho más allá de las afueras de la capital. El poder puede contar con una parte de la población de este amplio cinturón, compuesto de numerosos drusos como los de Jaramanah, los chiitas (150 - 200.000), y los refugiados palestinos.
Los dos expertos sonríen recordando las profecías de Ehoud Barak. «En realidad, no tenemos política con respecto a Siria», se atreve a mencionar uno de ellos. Excepto tal vez la que consiste en satisfacerse con un poder sirio débil. Pero no de un vecino completamente destabilizado por la violencia y el caos.

Fuente: L´Orient Indiscret por Georges Malbrunot 11 de marzo de 2012



Israël ne voit pas Bachar el-Assad chuter rapidement.

Amidror et Yossi sont deux diplomates israéliens, familiers du monde arabe, où ils ont été en poste de nombreuses années. Depuis un an, ces deux experts passent leurs journées à analyser le contenu des vidéos diffusées par les opposants syriens à Bachar el-Assad, lister les morts et les détenus de la répression, pointer sur une carte leurs domiciles, leurs origines géographiques, sans oublier leurs confessions.
Leur conclusion est à l’exact opposé de celle d’Ehoud Barak, le ministre israélien de la Défense qui prévoyait mi janvier une chute de Bachar el-Assad «au cours des semaines à venir».
«Assad, assurent-ils, a gagné militairement à Homs. Il ne va pas tomber dans les prochaines semaines. Ni même au cours des prochains mois. Et nous ne croyons pas à un coup d’Etat».
Leur analyse se fonde sur l’examen quasi quotidien de quatre critères.
Le premier est la cohésion des forces de sécurité et les défections. «Celles-ci restent limitées à des grades inférieurs, même si depuis un mois, on a constaté quelques défections d’officiers de la région de Rastan et de Homs. L’armée et l’appareil sécuritaire tiennent la situation en main», ajoutent-ils, tout en reconnaissant que l’armée a des problèmes de conscription, les appelés sunnites – de la même confession que les révolutionnaires - rechignant à gagner les casernes.
Le deuxième critère d’évaluation de la situation concerne l’Armée syrienne libre (ASL), qui regroupe les déserteurs et tous les volontaires engagés dans la lutte armée contre le régime.
«L’ASL est fragmentée sur le terrain. Parfois, les groupes ne comptent qu’un seul homme. Riad el-Assad, le chef de l’ASL, replié en Turquie, ne commande que 5% à 10% des hommes armés sur le territoire syrien». Les deux experts ont toutefois relevé de récentes tentatives d’unification de ces groupes armés. Un virage lié à la volonté de certains pays arabes et occidentaux d’armer les insurgés. Mais Israël ne soutient pas cette initiative, considérée comme «dangereuse».
Troisième critère: les sanctions imposées au pouvoir syrien et le jeu des hommes d’affaires locaux. «Face aux sanctions, le régime a encore de la réserve, grâce aux aides iraniennes, ou aux circuits du commerce parallèle via l’Irak». Quant au soutien tacite fourni à Assad par les commerçants damascènes et alépins, «ils sont encore nombreux à attendre patiemment pour voir de quel côté le vent va tourner».
Enfin, la détermination de la communauté internationale. «On ne voit pas d’intervention armée à l’horizon, ni de création de zone libre, comme en Libye l’an dernier, et pas non plus de couverture aérienne, dont les insurgés profiteraient», anticipent les deux hommes.
Les Israéliens ont observé, toutefois, une détérioration récente de la situation dans certains quartiers d’Alep, la deuxième ville du pays jusque-là largement épargnée par la contestation, où de nombreuses arrestations ont eu lieu, ces dernières semaines.
En revanche, les hommes de Bachar el-Assad ont repris la situation en mai dans la capitale, et surtout dans ce qu’on appelle en arabe le «Rif de Damas», c’est-à-dire la région qui va bien au-delà de la banlieue de la capitale. Le pouvoir peut compter sur une partie de la population de cette large ceinture, composée de nombreux druzes comme à Jaramanah, de chiites (150 à 200.000), et de réfugiés palestiniens.
Les deux experts sourient en rappelant les prophéties d’Ehoud Barak. «En fait, nous n’avons pas de politique à l’égard de la Syrie», ose l’un d’entre eux. Sauf peut-être celle qui consiste à se satisfaire d’un pouvoir syrien faible. Mais pas d’un voisin complètement déstabilisé par la violence et le chaos.

L´Orient Indiscret par Georges Malbrunot 11 mars 2012